miércoles, 4 de marzo de 2009

El Gen de Dios


Un destacado científico genetista; Dean Hammer, publicó hace algunos años un libro titulado “El Gen de Dios” en el cual daba a conocer el resultado de sus experimentos e investigaciones de los cuales concluía que las personas estaban genéticamente condicionadas a creer o no en Dios. En otras palabras, que la capacidad de creer en Dios se basa en algo meramente biológico. Ganó muchos titulares y sin duda estuvo en el foco de la noticia durante mucho tiempo, ya que él mismo años atrás afirmaba haber descubierto el “gen gay”, un gen que al expresarse en un individuo le llevaba a presentar conductas homosexuales.


De ser esto cierto entonces habría un campo nuevo para la medicina, con un montón de nuevos medicamentos a desarrollar para tratar estas nuevas emociones o “patologías” en las personas. Me imagino tomándome una pastilla para entrar en la presencia de Dios, o a otros tomando un jarabe para suprimir sus deseos homosexuales. Más allá de esto, entonces también podría en algún futuro encontrarse el gen de la violencia, o el gen de robo, el gen pedófilo o el gen racista, y de esta forma fundamentar todo trastorno en la genética biológica, lo cual sería un alivio para muchas de las personas que hoy en día presentan dicha “enfermedad” genética.


Durante mucho tiempo se ha tratado de simplificar “con el microscopio” muchas de las actitudes y conductas éticas/morales que presenta la humanidad. Sin embargo como cristianos, creemos que Dios nos dio la capacidad libre para elegir nuestros caminos y modelos, y que esto va más allá de la condición genética. Aún si resultara totalmente verdad la investigación de éste genetista, en base a nuestra creencia podemos elegir nuestro camino aún cuando nuestro cuerpo genéticamente diga otra cosa.


Lamentablemente para Dean Hammer, el director del proyecto Genoma Humano; Francis Collins ha llegado a conclusiones diferentes tras sus investigaciones. Si bien concuerda en la heredabilidad de ciertas conductas emocionales, éstas son variables y está convencido de que la voluntad y la influencia del entorno muchas veces afectan mucho más que la evidencia genética, descartando así la existencia de un gen gay, o de Dios. Destaco la frase que usó para ejemplificar esto: "A todos se nos han dado una serie de cartas, y estas cartas eventualmente serán reveladas. Cómo las jugamos, depende de nosotros."


¿Cómo vas a jugar tus cartas? Ese “depende de nosotros” se parece mucho a la opción que nos da Dios. ¿Dejaremos que nuestras conductas, buenas y malas se justifiquen por una herencia genética? ¿”Racionalizamos” el pecado a base de nuestra biología? Nosotros elegimos. Jesús ya nos dió un modelo para seguir. Un pasaje en Josué ejemplifica mi elección. “Pero si a ustedes les parece mal servir al SEÑOR, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al SEÑOR”. Josué 24:15 ¿Sabes ya como jugar tus cartas? Continuará...

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