martes, 8 de marzo de 2011

El prototipo de la Mujer de Dios


En este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, queremos saludar a todas las mujeres para que tengan un lindo día. Y lo hemos querido hacer hablando sobre el prototipo de mujer que nos dejó Dios en Proverbios 31.

Inspirados en la mujer virtuosa del capítulo 31 de Proverbios, se han escrito muchos libros y artículos, se han predicado muchos mensajes y charlas. La razón de todo este esfuerzo es que esta mujer es un ejemplo digno de imitar: es ella, simplemente, el prototipo de mujer que Dios quisiera encontrar en cada una de sus hijas.

Virtud es la disposición
constante del alma, que nos invita a obrar bien y a evitar el mal. Yo entiendo, entonces, que una mujer virtuosa ha logrado cultivar en su vida toda una serie de cualidades que van desde la honradez y la diligencia hasta la gracia y la sabiduría.

El mundo de hoy ha llegado a un plano de deterioro tal que ya a un alto porcentaje de las mujeres no les preocupa ese asunto de las virtudes, la moralidad y el recato. La degeneración actual nos quiere vender la idea de que esta mujer de Proverbios y cualquier otra con una filosofía de vida similar está pasada de moda, en discordancia con la sociedad y, por ende, no es un modelo a seguir. Pero Dios en su misericordia nos ha dejado por escrito el ejemplo, el paradigma, la referencia de esta dama, como el parámetro del
perfil de una mujer realizada a plenitud.

El Señor destaca la actitud
de esta mujer virtuosa en el contexto del hogar. La relaciona básicamente en el seno de su familia. Es decir, que la mujer dispuesta a agradar a Dios es aquella sujeta al propósito divino de salvaguardar la familia por encima de todas las filosofías, enseñanzas y atractivos materiales de este mundo.

Esta mujer virtuosa
no es conformista, de esas resignadas al sufrimiento, a la miseria y al abandono. Pero tampoco es el molde extremo de la mujer «liberada» del siglo XXI, para la cual la familia se supone que es importante, pero rehuye tal compromiso, y se lleva bien solo con aquellos que le prodigan la consideración y los derechos que ella exige.

La mujer virtuosa es feliz: ella es el apoyo de su esposo. Es difícil para él prescindir de ella. No compite con su marido, sino que lo apoya, lo exalta, consigue aligerarle la carga; es una esposa eficiente en realizar lo que le corresponden y él puede confiar y descansar en ella.

La mujer virtuosa es difícil de hallar, es escasa y la Biblia la compara a las piedras preciosas. Una mujer así es un refugio para su esposo, es un amparo para sus hijos y un testimonio para el pueblo. Esa mujer dará a la patria hijos seguros de sí mismos, responsables y conscientes de sus deberes y obligaciones. Ella brindará prosperidad espiritual y material a su familia.

La mujer virtuosa no busca las glorias de este mundo. Todo lo contrario, en su obediencia al Señor trabaja por el bienestar de los suyos. Su entrega y dedicación, su servicio y sabiduría provocan la admiración de todos los privilegiados de conocerla y de estar cerca de ella.

Escrito por Georgina Thompson Gómez, dominicana, comunicadora, conferencista, por doce años fue la Directora Ejecutiva de Radio Trans Mundial en República Dominicana, hasta julio de 2009, y actualmente es la Productora de Programas en el mismo medio.

martes, 1 de marzo de 2011

Que no nos pueda acusar


¿Qué quiere decir el título de este tema?, les cito lo siguiente:

9 Satanás replicó: —¿Y acaso Job te honra sin recibir nada a cambio?10 ¿Acaso no están bajo tu protección él y su familia y todas sus posesiones? De tal modo has bendecido la obra de sus manos que sus rebaños y ganados llenan toda la tierra.11 Pero extiende la mano y quítale todo lo que posee, ¡a ver si no te maldice en tu propia cara! [Job 1:9-11]

En este pasaje vemos cuál es el objetivo principal del enemigo: buscar algo de nuestras vidas para acusarnos delante de la presencia de Dios. Aunque Job era para Dios un hombre recto e intachable, que le honraba y que se apartaba del mal (Job 1:8), igualmente el enemigo andaba buscando con qué acusar a Job ante Dios, quizá de manera tangible no veía nada, por lo que intentó convencer a Jehová de que la aparente piedad de su hijo Job no era tal sino que se debía a que Él le había provisto de muchas posesiones y riquezas, a él y su familia, por lo que le sugería que le quitara todo a ver si seguía siendo un hombre intachable y recto ante Sus ojos. Ya todos conocemos la historia de Job y su gran final.

El enemigo no descansará hasta encontrar algo en su vida para acusarlo delante de Dios. Esta será su eterna actividad, acusar a los escogidos.

Por lo que estamos llamados a no dar paso al enemigo en nuestras vidas, ¿cómo lo hacemos? viviendo de tal manera que nuestros actos reflejen que somos hijos de Dios, ya que el diablo buscará en nuestro diario vivir con qué acusarnos, nos observará cuando estemos en casa, cuando vayamos a nuestros lugares de estudio, cuando estemos en nuestros trabajos, con nuestros amigos, en familia, jugando, etc., buscará incansablemente hasta encontrar algo que deshonre a nuestro Señor para presentarse ante Él con la evidencia de nuestro actuar.

Ante todo esto, quizá usted se siente un poco desanimado porque claramente todos los días cometemos errores, pero hay algo aun más grandioso que debe animar y fortalecer nuestro corazón, que ante las insistentes acusaciones del enemigo tenemos un abogado que intercede por nosotros, Jesucristo, ¡Él defiende nuestra causa ante el Padre!.

Sin embargo, el principal llamado que tenemos constantemente por parte de nuestro Señor es a vivir en santidad para que así el enemigo no tenga con qué acusarnos y no tenga más que recurrir a colocarse rojo y mentir delante de Dios para tener algo que decir de nosotros...esto será avergonzar al enemigo, ¿qué mejor no?.

Escojamos diariamente seguir a Jesucristo, vivir en santidad y avergonzar al enemigo no teniendo con qué acusarnos.