Si no creemos en nosotros, ¿quién lo hará? Dios cree en nosotros, y es algo bueno también; de otro modo, nunca progresaremos. No podemos esperar a que otro venga y nos anime a ser todo lo que podemos ser.
Cuando David y sus hombres se encontraron en una situación aparentemente sin esperanza, por lo cual los hombres le echaron la culpa, David cobró valor y se fortaleció en Dios. Más tarde, esa situación fue completamente revertida (1 Samuel 30:1-20).
Cuando David era sólo un muchachito, todos a su alrededor lo desanimaron respecto de su habilidad para pelear con Goliat. Le decían que era muy joven y muy inexperto, y que no tenía ni la armadura ni las armas correctas. Pero David conocía a su Dios y tenía confianza en Él. David creyó que Dios sería fuerte en su debilidad y le daría la victoria.
El dudar de uno mismo es sumamente atormentador, y debemos librarnos de ello. Como David, debemos aprender a conocer a nuestro Dios, conocer acerca de su amor, sus caminos y su palabra; por último, debemos decidir si creemos o no. Si no dudamos de nosotros mismos, y confiamos en Dios, Él nos dará la victoria.
La forma de terminar el tormento de dudar de nosotros mismos, es mirar a Dios y tener fe en su gran poder que hay dentro de nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario