viernes, 19 de junio de 2009

El significado que los problemas dan a nuestra vida


Un sabio filósofo comentaba una vez que el único obstáculo a vencer de un águila, para volar con mayor velocidad y mayor facilidad, era el aire. Sin embargo, si el aire le fuera quitado y la orgullosa ave tuviera que volar en el vacío, caería instantáneamente, imposibilitada totalmente para volar. Los mismos elementos que ofrecen resistencia al vuelo son al mismo tiempo la condición indispensable para el vuelo.

El principal obstáculo que un autobote tiene que superar es el agua contra el propulsor. Sin embargo, si no fuera por la misma resistencia, el bote no se movería en absoluto.

La misma ley, de que los obstáculos son condiciones para el éxito, se aplica a la vida humana. Una vida libre de todos los obstáculos y dificultades, reduciría todas sus posibilidades y poderes a cero. Elimina los problemas, y la vida perderá su tensión creativa. El problema de la ignorancia de las masas da significado a la educación. El problema de la enfermedad da significado a la medicina. El problema del desorden social da significado al estado.

En el sur, cuando el algodón era el “rey”, el gorgojo pasó de México a los Estados Unidos, y destruyó los sembríos de algodón. Los granjeros se vieron obligados a cultivar otras variedades de productos, tales como soya y maní. Aprendieron a usar sus tierras para criar ganado, cerdos y pollo. Como resultado, muchos más granjeros llegaron a ser prósperos que en los días donde el único cultivo era el algodón.

A lo largo de toda la vida, los seres humanos tendemos a querer librarnos de los problemas y responsabilidades. Cuando surja esa tentación, recuerda al joven que preguntó a un viejo solitario: “¿Cuál es la carga más pesada de la vida?”, el viejo le respondió tristemente: “No tener nada que cargar”.

domingo, 7 de junio de 2009

El tormento de dudar de uno mismo...


Si no creemos en nosotros, ¿quién lo hará? Dios cree en nosotros, y es algo bueno también; de otro modo, nunca progresaremos. No podemos esperar a que otro venga y nos anime a ser todo lo que podemos ser.

Cuando David y sus hombres se encontraron en una situación aparentemente sin esperanza, por lo cual los hombres le echaron la culpa, David cobró valor y se fortaleció en Dios. Más tarde, esa situación fue completamente revertida (1 Samuel 30:1-20).

Cuando David era sólo un muchachito, todos a su alrededor lo desanimaron respecto de su habilidad para pelear con Goliat. Le decían que era muy joven y muy inexperto, y que no tenía ni la armadura ni las armas correctas. Pero David conocía a su Dios y tenía confianza en Él. David creyó que Dios sería fuerte en su debilidad y le daría la victoria.

El dudar de uno mismo es sumamente atormentador, y debemos librarnos de ello. Como David, debemos aprender a conocer a nuestro Dios, conocer acerca de su amor, sus caminos y su palabra; por último, debemos decidir si creemos o no. Si no dudamos de nosotros mismos, y confiamos en Dios, Él nos dará la victoria.

La forma de terminar el tormento de dudar de nosotros mismos, es mirar a Dios y tener fe en su gran poder que hay dentro de nosotros.