sábado, 23 de abril de 2011

Siendo Rey murió por mi


En estos días que la humanidad sensibiliza un poco su corazón para volver sus ojos a Dios no podemos desaprovechar la oportunidad de proclamar a gran voz lo que Jesús hizo por todos nosotros.

Ayer iba escuchando una hermosa alabanza y una frase me quedo grabada en mi mente y esa fue: “Siendo Rey moriste por mi”. En ese mismo instante reflexione sobre esa frase y me di cuenta las verdades que encierra.

¿Quiénes éramos nosotros?, personas que vagábamos en este mundo sin un sentido de vida, creyendo ser felices, creyendo ser sabios, creyendo que no necesitábamos de Dios, pero realmente no podíamos dudar que existía dentro de nuestro corazón un vacio inmenso, que nada, ni nadie podía llenar, ni la felicidad momentánea, ni los placeres de la vida, pero cuando nos encontramos con Dios, nos dimos cuenta que el llenaba exactamente la figura de ese vacío que existían en nuestra vida. (Por Enrique Monterroza)

sábado, 2 de abril de 2011

Tu mayor adoración


Muchos de nosotros como cristianos hemos querido en más de una oportunidad entregarle la mejor de las adoraciones a nuestro Padre, pero no sabemos cómo hacerlo...pensamos que quizás algunas opciones puedan ser orar más, leer más su palabra, cantar más fuerte en la iglesia, levantar más nuestros brazos, cerrar bien los ojos cuando cantamos, etc., pero estamos lejos de comprender la mayor de las adoraciones que podemos entregarle a Dios.

La mayor adoración que le podemos dar a Él es dejar de vivir nosotros y permitir que Cristo viva en nuestros corazones y mente, como decía Pablo:

20 He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.

¿Qué significa ésto?, quiere decir que Dios nos llama a que dejemos de vivir nosotros, que dejemos nuestros propios deseos, nuestros anhelos, nuestros gustos personales, nuestras decisiones, nuestra forma de vivir, y que comencemos a vivir en Cristo, que sea Él realmente el que conduzca nuestro quehacer diario, que sea su palabra la lámpara a nuestro andar, que sea su amor el que nos infunda energía cada mañana, que sea su misericordia la que nos inspire a seguirle, que sea su presencia la que nos emocione y nos haga saltar de alegría...que sea Él el que mueva realmente nuestras vidas.

Dejar de vivir nosotros es dejar de vivir según NOSOTROS y comenzar a vivir según DIOS.

Si realmente te reconoces como cristiano, entonces deja de vivir tú y permite que Dios comience a vivir en ti...esa es la mejor de las adoraciones que puedes darle a Él...tu vida.


Ministerio Jóvenes Mensajeros 2011